Alguna vez te has preguntado, ¿qué ocurre en un viñedo una vez entrado el invierno cuando las vides descansan? Aquí te platicamos un poco sobre nuestras labores invernales.
En Cuna de Tierra dedicamos el invierno a preparar la vid para su próxima rebrotación. Lo primero y primordial es asegurarnos de su buena hidratación, pues aunque la vid parece seca y totalmente dormida, está concentrándose en reunir fuerza para los nuevos brotes.
Terminando la cosecha en otoño y una vez que se ha deshojado, hacemos una primera poda a media altura de los sarmientos para facilitar la poda hasta abajo y previsualizar la vid. También sirve como una poda previsora, ya que si hay una helada muy fuerte no afecta porque los brotes son en las puntas.
Durante el mes de febrero hacemos la poda casi hasta la base del sarmiento y dejamos generalmente dos yemas o brotes, dándole preferencia a los sarmientos jóvenes sobre los viejos cuidando las distancias y las direcciones.
Posteriormente se guiarán entre los alambres, a los que se fijarán mediante sus sarcillos.
Otra labor de invierno es la espergura o aclareo que consiste en eliminar los brotes indeseados.
La labor de la vid es la labor de un agricultor dedicado y diligente, ya que tratamos a un árbol trepador como a un bonsai al que se le controla el tamaño y la cantidad de ramas y sus direcciones, ya que lo que buscamos es menor producción y más calidad, así como mantener una planta que produzca los frutos en el mismo sitio durante muchísimos años.
Buscamos nivelar la planta sin exceso de producción que baje la calidad y una autorregulación de la misma que le permita vivir muchos años.En Cuna de Tierra buscamos ¡longevidad y balanceo!
En primavera y verano vendrán otras labores que se realizan dependiendo del clima y de las que hablaremos en otro artículo.
¿Ya conocías las labores de invierno en un viñedo?
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